El papel de las emociones en el impacto de la desinformación

El papel de las emociones en el impacto de la desinformación

03/18/2024 Docheck

Un análisis de DoCHECK! halló que la influencia de la desinformación es más notoria entre los jóvenes cuando los temas de los que tratan afectan directamente a sus vidas cotidianas

El análisis de los focus group con jóvenes realizados en el proyecto DoCHECK! revela que la influencia de los bulos entre los jóvenes es más evidente cuando las temáticas abordadas afectan directamente a su vida cotidiana.

Entre otros datos clave sobre la propagación de la desinformación, los investigadores concluyeron que los adolescentes tienen más probabilidades de involucrarse con contenidos que perciben como positivos para sus vidas o su entorno, y que las emociones desempeñan un papel crucial en la forma en que responden a las noticias. Aquellas que generan emociones fuertes les motivan a buscar más información, mientras que las que están fuera de su esfera emocional tienden a ser ignoradas.

Según el trabajo de campo, la batalla entre las emociones y el razonamiento surge cuando las personas eligen creer en lo que coincide con sus creencias existentes o es más conveniente para ellas. Así, la credibilidad se le atribuye a fuentes con las cuales los individuos comparten un vínculo emocional. Mientras los jóvenes admiten estar más impulsados por las emociones, los adultos confían más conscientemente en el pensamiento crítico y desconfían de sus sentimientos.

La disposición de los participantes para comprender la desinformación depende, en gran medida, de cómo los contenidos impactaron en sus emociones, ya que tienden a juzgar su veracidad con base en consideraciones morales y éticas en lugar de mostrar una visión crítica. Además, los jóvenes, docentes y padres que participaron en el estudio creyeron o desestimaron noticias según su importancia percibida y el impacto emocional que tuvieron en ellos, ilustrando la intrínseca relación que existe entre emociones y procesamiento de la información.

Los participantes del estudio también demostraron escepticismo sobre la credibilidad de las redes sociales como fuente confiable de información, reconociendo niveles variables de confianza en las diferentes plataformas. Aunque valoraron la educación formal para combatir la desinformación, expresaron cierta disposición a priorizar la educación informal a través de redes. Específicamente, mostraron interés en recibir capacitación en pensamiento crítico y herramientas a través de contenido que les resonara, como en formato de video en plataformas como TikTok y otras redes sociales. La promoción de “contenido para compartir” fue un elemento destacado por ellos, ya que fomenta un sentido de aprendizaje colectivo.

Según las edades, todos se relacionaron con medios digitales y redes sociales, aunque las preferencias por plataformas variaron. Los mayores tendieron a acceder a información a través de medios tradicionales o Facebook, reconociendo a X (antes Twitter) como una de las principales fuentes de información en Europa. Entre los adultos, hubo una percepción generalizada de que las redes sociales proporcionan información menos confiable, prefiriendo en su lugar medios que pasan por un proceso interno exhaustivo o varias fases de verificación antes de la publicación. Sus canales de información siguen siendo los tradicionales, como el entorno escolar y los periódicos, donde perciben mayor objetividad y control.

Por el contrario, los participantes más jóvenes, especialmente los adolescentes, confiaron más en conversaciones familiares y en contenidos de Instagram y TikTok, mostrando confianza hacia contenido potencialmente perjudicial.

En última instancia, se concluyó que el uso generalizado de redes sociales permite expresar pensamientos de manera aparentemente democrática, pero que es allí donde a su vez se difunde gran cantidad de desinformación y donde aumenta el miedo y el discurso de odio  entre los destinatarios de los mensajes.En conjunto, los resultados del estudio no solo ofrecen una perspectiva esclarecedora sobre el papel de las emociones en el consumo informativo, sino que además destacan la necesidad de difusión de contenido confiable y pensamiento crítico en redes sociales para promover una sociedad digital más informada y responsable.